Lo impolítico en la política lacaniana

Por: Yanet Morejón Hernández (Asociada NEL-Delegación La Habana) 
 
 
Atiendo a una de las conversaciones en vivo que coordina Carlos Rossi (AE de la Escuela) en su página de Facebook La Falta que me hace. El invitado en esta ocasión es Luis Tudanca (Psicoanalista Miembro de la EOL y de la AMP) para conversar sobre política lacaniana. Escucho un significante nuevo: lo impolítico, y funciona como un detonante. En este texto intentaré ubicar algunas de sus resonancias en mí.

Lo impolítico es una categoría filosófica cuyos esbozos pueden encontrarse en el pensamiento político de Spinoza y el de Nietzsche, aunque no de manera explícita. En el diccionario aparecen dos acepciones del término: inoportuno políticamente y falta de cortesía[1].

Como tendencia natural, la política apunta al todo. Los partidos políticos de un país promueven campañas que pretenden responder a los intereses de todos, opacando así a los movimientos e iniciativas sociales como otras políticas posibles. Desde ese lugar la política es inconsistente, es una invención coyuntural y se diluye en la singularidad de cada sujeto.

“…lo impolítico es una política que no apunta a LA política y que, al mismo tiempo, o quizás como consecuencia de, intenta recordar, presentar, traer a colación lo político en alguna política circunstancial”[2].

¿Cómo se sostiene una política lacaniana en la Escuela Una? ¿Qué hay de lo impolítico en la política lacaniana?

La política, a la larga o a la corta, termina siendo segregativa. Es por ello que, como plantea Tudanca, LA política no existe, en cambio, sí existen las políticas. De la misma forma en que no existe LA mujer. Si por un lado LA política implica la idea de una totalidad, lo impolítico conllevaría al trabajo de deconstrucción de esa totalidad. Lo impolítico permite transmitir, por un lado, lo que es imposible de sostenerse en LA política y, por otro, algo de la posición femenina.

A continuación coloco en dos extremos algunos términos que se enlazan con lo impolítico y funcionan como paradojas.

 

La política

Lo impolítico

Las políticas

Todo

No-todo

Inacción

No-acción

Acción directa

Acción indirecta

 

 

 


 

 

Si retomamos las lógicas de la sexuación, la posición femenina no implica una renuncia al goce fálico, en este caso, por ejemplo, lo que implica LA política.

“…las mujeres también expresan muy pero muy bien lo real, porque justamente insisto en el hecho de que las mujeres son no-todas[3]. De ahí que lo impolítico esté ubicado del lado femenino, en una posición de no-todo y con acceso al lado masculino.

La política se articula a una acción directa encaminada a un activismo insaciable. Aquí se destacan los movimientos sociales como el feminismo (Ni una menos, entre otros), el movimiento LGBTIQ+, contra el racismo (Black Lives Matter). Hay una esperanza sustentada en que ese activismo puede provocar una eficacia directa, que se traduce en cambios y reformas políticas que alojen sus demandas.

A ello se opone la no-acción o el no-actuar que se diferencia de la inacción. Con un basamento en la cultura occidental. El no-actuar “ofrece una posibilidad de, disminuyendo la injerencia, obtener un pleno rendimiento de la eficacia, producto de retirar a la acción su activismo sin permanecer inactivo puesto que acompaña a lo real a lo largo de su desarrollo”.[4]

La no-acción es una forma de acción indirecta que produce cierta eficacia también indirecta. Sostener la interpretación del lado del no-todo es un ejemplo de ello. El analista se sirve de la no-acción en la dirección de la cura según cada caso y según el tiempo singular de análisis del paciente. No se trata de que la posición del analista se sustente enteramente en la no-acción. A veces el analizante requiere un zarandeo.

Bassols dirá que la norma jurídica degrada al sujeto del deseo, no llega al punto de regular la dimensión del goce y del vínculo social[5]. El discurso analítico debe “elevar el discurso histérico a la dignidad de un discurso social que hace aparecer la verdad del síntoma, la verdad del malestar subjetivo, la singularidad de ese malestar que no se puede reducir justamente a lo jurídico”[6].

Lo impolítico en la política lacaniana implica que se le otorga un valor a las políticas singulares. El saber hacer de cada parletre es lo que se enseña y se transmite a la Escuela Una. “Lo impolítico alude a una práctica descentrada, fragmentaria, restringida pero que sin embargo se afirma, por ejemplo, en una eficacia indirecta”[7].

 

 


[1] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23ª ed., [versión 23.3 en línea]. <https://dle.rae.es/impolítico> [9 de noviembre de 2020].

[2] Tudanca, L. “Lo impolítico”. Revista Virtualia #16, Año VI, Marzo 2007, p.62. http://www.revistavirtualia.com/storage/ediciones/pdf/U8gOvp1w902gbnARjyG4yVACixh9vcLLApj7yl9e.pdf  

[3] Lacan, J. La Tercera.

[4] Tudanca, L. Ídem, p. 65

[5] Bassols, M. “Psicoanálisis y política I. Norma jurídica y Ley de la palabra”. Canal de Youtube Dora News, en: https://www.youtube.com/watch?v=jpk4SY8rKnk  

[6] Bassols, M. “Psicoanálisis y política II. Sociedad y discursos”. Canal de Youtube Dora News, en: https://www.youtube.com/watch?v=TGlomqy12so

[7] Tudanca, L. Ídem, p. 64.